¿Os acordáis de cuando éramos pequeños? ¿Qué tiempos
aquellos, verdad?
¡¡Éramos unos
enanos!!
Pues sí, han pasado muchos años en los que nos hemos ido
haciendo mayores y empezamos a darnos cuenta de cómo es el mundo realmente.
Creo que cuando somos pequeños tenemos ilusión por todo y
nos conformábamos con lo que nos daban para jugar. Vivimos en un mundo
"happy", en el que nadie nos roba la felicidad que tenemos, dura
eternamente, que nos aparta de la maldad que hay en el lugar donde vivimos.
Éramos tan inocentes que antes de irnos a dormir teníamos
que mirar debajo de la cama o dentro del armario porque pensábamos que había un
monstruo. En las noches del 5 de Enero teníamos unos nervios que no los quitaba
nadie, queríamos que llegase ya el día siguiente para ver qué es lo que nos
iban a traer de nuestra enorme lista de juguetes.
No queríamos dormir para ver
y hablar con los Reyes Magos. Estábamos
toda la noche dando vueltas, nos quedábamos dormidos del aburrimiento la
mayoría. Sólo pensábamos en ser grandes, en pensar qué seríamos de mayor en
cada juego, en cada charla, dibujo... Nuestra imaginación no daba abasto en
tantas cosas que queríamos ser o hacer.
Siempre estábamos aprendiendo algo
nuevo. ¡¡Qué recuerdos!!
Ahora me paro a pensar y pienso: ¿Dónde quedó esa ilusión?
¿Por qué hemos cambiado? ¿Éste soy yo ahora? ¿Dónde está esa personita traviesa
que invadía todo mi tiempo y estaba siempre feliz?
Ahora, somos más exigentes, y vamos perdiendo esa ilusión
que nos estremecía. Nos da igual lo que haya debajo de la cama, el armario, sin
darnos cuenta se nos van muchas cosas importantes de la infancia. Sé que vamos creciendo y dejamos muchas cosas
atrás en medio de nuestro camino. Lo sabemos o nos creemos que sabemos todo.
Cambia nuestra forma de ser, de pensar, el modo de actuar, Muchos tienen hasta
una relación medianamente mala con los padres, porque nos pensamos que nos
quieren fastidiar. Aunque todo lo que realizan para y por nosotros es por
nuestro bien, no nos damos cuenta hasta que pasa algo grave o ellos tienen
razón en algo que han dicho.
Los padres es lo mejor que tenemos, el que nos enseñan,
lloran y están a nuestro lado ofreciéndonos siempre su ayuda sin pedirnos nada
a cambio. Sé que llegar a la adolescencia, nos hace cambiar todo y nos aleja de
nuestra infancia poco a poco, vamos aprendiendo, y estamos aprendiendo a
encontrar un sitio en nuestro entorno.
Hay una cosita que no debemos cambiar: Por mucho que
maduremos no hay que dejar atrás ni la infancia ni dejar que el angelito que
fuimos algún día se nos vaya. Con ese niño interior hemos aprendido el cariño,
el respeto, ¡¡TODO!!
No mates a ese niño de tu interior porque algún día te hará
falta y te arrepentirás.
¡Hola!
ResponderEliminarMe he leído tus últimas entradas y me gusta mucho lo que transmites en cada una de ellas. Por ello, ya tienes una seguidora/lectora más.
Tienes mucha razón, la infancia es mágica y nunca deberíamos dejar morir a ese niño que fuimos.
Un beso,
Pensamientos De Adolescencia
Tienes toda la razón, al madurar se pierden muchísimas cosas importantes, cambiamos y vemos las cosas de manera muy diferente, como muy bien has dicho. Sin embargo, también es cierto que se ganan otras, y aunque a todos nos gustaría seguir en ese dulce tiempo de infancia e inocencia, la vida sigue. Y nosotros tenemos que seguir con ella.
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